Miércoles, 21 de marzo de 2001

NUESTRAS FIRMAS
El anteojo
Pulso a la democracia
por Matías Cobo

El País Vasco se prepara para unas elecciones que, al margen de la importancia consustancial a una cita de estas características, tienen un plus de trascendencia. Por primera vez se vislumbra la sólida posibilidad de un cambio hacia un gobierno enteramente no nacionalista. Y ante este panorama, los terroristas, temerosos de que esa posibilidad se convierta en realidad, quieren condicionar el voto de los vascos más indecisos. Quieren amedrentar a los políticos del PP y el PSOE para que éstos retrocedan en su determinación de devolver la libertad y la paz al pueblo vasco; quieren, también, que aquel nacionalista defraudado por la opciones que dicen representar sus ideas no contemple, ni siquiera, la posibilidad de la abstención. En suma, los asesinos quieren imponer el monolitismo ideológico a base de muertos.

Se ve, además, que han debido seguir la "humanitaria" recomendación de Arzallus de que apunten sus pistolas contra sus auténticos "enemigos". Es decir, han vuelto a la caza del concejal o a la del policía (aunque en el caso del "mosso" de Roses, éste era autónomo y no nacional, lo cual quizá hubiese sido más satisfactorio para el bueno de Arzalluz). No obstante, los "querubines" de Xabier siguen siendo erráticos: mataron a un ertzaina. No creo que esto entrase en los planes de limpieza de lo "antivasco" planteados por Arzalluz. Serán "daños colaterales", que diría un miembro de la OTAN avezado en el dominio del eufemismo.

Socialistas y populares, al parecer, van a encarar el camino hacia las urnas con la intención de homogeneizar sus mensajes. La toma de una postura común es lo más apropiado; más aún si pretenden presentarse como la alternativa no nacionalista que dirija al pueblo vasco durante la próxima legislatura. De momento, esto está siendo así. Veremos a ver cuánto dura, porque los políticos suelen pensar en términos de rentabilidad electoral y no de bienestar general.

Importante será que el pacto por las libertades subscrito por Aznar y Zapatero no se quede en una mera declaración de buenas intenciones. Primero porque servirá de aliento para los ciudadanos vascos que han puesto sus esperanzas en el ansiado cambio. Y también porque esa unidad será la semilla más fértil de la fortaleza que todos debemos mostrar ante el pulso planteado por ETA.

 

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