Sábado, 6 de marzo de 2004
Rumores
Iñigo Galparsoro
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Dicen los expertos que este pequeño astur, afincado en Oxford, romperá moldes y que acabará de golpe con todas estas grandes realidades de la Fórmula 1. Es sólo un rumor |
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E DICE que un 95% de la Fórmula 1 es mecánica. Quizá por ello las tres escuderías más potentes del Gran Circo (Ferrari, Williams y McLaren) coparon prácticamente todos los puestos de honor en la pasada edición. El restante 5% del mérito queda para el piloto, un individuo con gran solvencia física y que se juega la vida en cada curva a más de 200 kilómetros a la hora. Sólo en la curva.
Se cuenta que Flavio Briatore, patrón de Renault, ejerce de manager del menudo Trulli. Antepone al italiano en la estrategia del equipo y le cede las mejores mecánicas en parrilla, ante el asombro de un astur que en carrera es claramente superior al italiano. Lo dicen los expertos, lo dicen los hechos.
Se sospecha una revolución en Williams, y quizá también en Ferrari, tras la ya segura salida de Montoya a McLaren, y las ambiciones económicas del pequeño de los Schumacher. Sí, ése al que cogieron a más de 200 kilómetros por hora en una carretera de Alemania, el mismo al que la responsabilidad le pesa en los momentos decisivos. En definitiva, se pone en marcha el ya clásico baile de nombres de la Fórmula 1: Webber (gran temporada la suya en Jaguar), Button (una perla aún por explotar en BAR), Barrichello (firmó su renovación por Ferrari), etc.
Se observa desde hace varios años un cambio de estrategia en el Gran Circo, sobre todo desde aquel fatídico accidente mortal del glorioso Airton Senna. Las reglas del juego han cambiado: a Ferrari, Williams, McLaren y Renault (¿?) se les impide hacer uso de un tercer motor de reserva y las sesiones clasificatorias serán nuevamente a una única vuelta lanzada. Las grandes escuderías ya no lo son tanto, y ven reducidas sus posibilidades a costa de un dilema: mecánicas más potentes o motores más fiables. Las dos siempre son posibles, aunque la realidad niega esta evidencia.
Se atisba un nuevo desafío a la historia. El gran ‘Schumi’, con seis campeonatos a sus espaldas, quiere repetir título. No quiere dejar el testigo de la victoria a nadie. A nadie. A pesar de sus 35 años. A pesar de que las evoluciones de los Williams son un hecho y han revolucionado el parqué automovilístico por su futurista morro. A pesar de que los BAR están que se salen en los entrenos y tienen en sus filas a una joya como Button. A pesar incluso del permanente compromiso de Ferrari con Bridgestone, neumáticos muy sólidos en mojado, pero que pierden décimas a raudales en seco. Por cierto, ¿en cuántos grandes premios llueve?
Sí. Alonso. Siempre Alonso. Sus letras ya están escritas en mayúsculas en la historia, y eso que tan sólo tiene 22 años. Fue el piloto más joven en ganar un Gran Premio (en Hungaroring), y también en puntuar en una carrera (Malasia). Sus puntos le avalan, su inteligencia en carrera le confirma (si no, habrá que buscar a Coulthard en la hierba de Nürburgring). Dicen los expertos que este pequeño astur, afincado en Oxford romperá moldes, y que acabará de golpe con todas estas grandes realidades de la Fórmula 1. Es sólo un rumor.
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