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FÚTBOL
Martes, 17 de mayo de 2005  Última actualización: 19h.30

BARCELONA, CAMPEÓN DE LIGA 04/05

Resaca azulgrana y
futbolistas 'maleables'


por David Ruipérez

Los jugadores extranjeros siempre han sido mercenarios que se venden al mejor postor y, en cuanto aterrizan en un club, intentan meterse a la afición en el bolsillo por el camino más fácil y trillado: el del hincha
OMO NO podía ser de otra forma, el F.C. Barcelona se proclamó campeón de liga tras su empate frente al Levante. Era sólo cuestión de tiempo. El equipo de Frank Rijkaard ha sido el mejor a pesar de sufrir una epidemia de lesiones tras la que muchos vaticinaban que le sería imposible aguantar toda la temporada. Con sus altibajos, los catalanes han avanzado con paso marcial pisoteando la moral de un Real Madrid que, hasta última hora, esperó un pinchazo que nunca llegó. Los blancos, sin dramatismo alguno, han aceptado la derrota con deportividad al no poder poner ningún pero a un título ganado con todo merecimiento.

Tras la celebración en el césped del estadio Ciudad de Valencia y la juerga en las calles de la Ciudad Condal, el Camp Nou acogió una fiesta a lo grande en la que disfrutaron como niños unos aficionados que llevaban un lustro sin celebrar nada. Serrat, fuegos artificales, aplausos... todo perfecto salvo por dos aspectos. En el primero es mejor no entrar demasiado, puesto que el señor Carod-Rovira podría obligarme —vía decreto ley del Gobierno de Zapatero— a escribir mis crónicas y artículos en catalán, una lengua que desconozco por desgracia. El orgullo de sentirse catalán es legítimo, incluso el de no sentirse español, y cada uno enarbola la bandera que le da la gana, pero los jugadores del Barça exhibieron banderas independentistas (con la estrella roja). Salvo por algunas excepciones ya conocidas (Oleguer), los jugadores que sí juegan con la selección española deberían haber portado una senyera catalana sin más; a quien respeta la diversidad ésta no le ofende, pero quizá sí otro tipo de bandera. Definitivamente olvidan que fuera de Cataluña hay cientos de miles de seguidores del Barça y, en cada pueblo de Andalucía, en Cantabria o incluso en Madrid, hay muchos aficionados que merecen un respeto.

Samuel Etoo repitió hasta en seis ocasiones "Madrid, cabrón, saluda al campeón" ante el público del Camp Nou.
Temas polítiticos al margen, la celebración del título tuvo otro borrón. Muchos recordarán esta victoria gracias a los insultos proferidos por el camerunés Samuel Etoo contra el Real Madrid. Al pichichi liguero se le calentó la boca y soltó el ya famoso "Madrid, cabrón, saluda al campeón". Aunque luego pidió perdón con la máxima sinceridad, creo que el camerunés metió la pata. El Madrid no puso objeción alguna al triunfo blaugrana y Etoo no debería olvidar que este club fue el que le sacó de la miseria; no merecía, por tanto, ser insultado.

El sonriente rostro del triunfal Etoo puede costarle caro a Florentino Pérez, quien siempre deberá justificar su contribución al rearme del eterno rival. Nadie lo entiende. Con el caso Etoo, el Barça le devuelve al club blanco y a su presidente la bofetada del fichaje de Figo. Y la torta se la han devuelto en ambas mejillas, pues el portugués ya había dado al Barça sus mejores años de fútbol, mientras que el camerunés llegó a Barcelona aún sin explotar. Este chico, tan visceral e inmaduro como buen jugador, promete darle a su club muchas alegrías en un futuro...; a no ser que se cruce en su destino el tal dios Abramovic y se lo lleva para el Chelsea. Ya veremos.

Etoo odia al Madrid por motivos obvios: le cerraron las puertas cuando ya contaba con calidad sobrada para liderar el ataque blanco. Pero el origen de estas andanadas quizá también esté en esa habitual falta de personalidad de los extranjeros recién fichados, tan moldeables a las consignas internas del club y casi siempre dispuestos a soltar lo que desde allí les manden. Por ejemplo, todos los jugadores del Barça gritaron al unisono el "Visca Catalunya", aunque poco o nada les una a esta región a algunos de ellos. Y también los foráneos del Celta claman contra el Depor, los del Espanyol contra el Barça y los del Atlético contra el Real. Pero estas poses de fan pierden toda credibilidad cuando, al año siguiente, fichan por el eterno rival y cubren con vergonzosa amnesia lo dicho durante su anterior etapa.. ¿Acaso no se recuerda aún a Luis Figo gritando en el balcón de la Plaza de Sant Jaume "Madridistas, llorones, saludad a los campeones"? Los jugadores extranjeros siempre han sido mercenarios que se venden al mejor postor y, en cuanto aterrizan en un club, intentan meterse a la afición en el bolsillo por el camino más fácil y trillado: el del hincha. Eso sí, luego son los primeros en abandonar el barco cuando éste se hunde para volver a buscar dinero fácil allá donde esté. Sólo los que se criaron en el club tienen derecho a defenderlo, aunque sea, a veces, con insultos hacia el rival. Ellos cuentan con el el aval de sentir los colores como un aficionado de siempre y, salvo rarísimas excepciones, no suelen desertar para irse al ejécito enemigo. Raúl, Torres (quien quizá deba marcharse para ganar un gran título), Casillas o Puyol nunca harían eso. Como ya han hecho otros de su nivel, probablemente, optarían antes por irse al extranjero (Hierro). Y en jugadores como éstos reside la verdadera valía de un club, pues ellos sí están dispuestos a morir con las botas puestas en favor de sus colores.

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